
Los aranceles de Trump amenazan a las economías europeas en crisis y presionan a las exportaciones españolas
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De Berlín a París, pasando por Roma. La agenda proteccionista con la que Donald Trump llega este lunes a la Casa Blanca supone una amenaza para las grandes economías europeas en un momento especialmente delicado, en el que tienen que lidiar con la debilidad de la industria, unos costes energéticos que siguen elevados, profundos desequilibrios fiscales y una crisis política a nivel interno cuyo desenlace está aún por ver.
Trump hizo de los aranceles contra Europa una de sus promesas electorales y, según fuentes cercanas al republicano citadas por la prensa estadounidense, su objetivo es aumentarlos a todos los países del mundo, pero sólo en determinados sectores considerados críticos, como la tecnología, los productos médicos o los metales. Su objetivo final sería obligar a los gobiernos a sentarse a la mesa de negociaciones. En el caso concreto de la Unión Europea, para obtener a cambio una compra notable de productos energéticos a su país.
Todas las empresas europeas que generen una gran parte de sus ventas en Estados Unidos están expuestas al riesgo de aranceles, en particular en los sectores del automóvil, los bienes de lujo y la alimentación y las bebidas. No obstante, muchas empresas han establecido centros de producción en suelo estadounidense en los últimos años, tanto durante el primer mandato de Trump como desde que la administración Biden introdujo subvenciones muy atractivas, lo que podría limitar el impacto de los aranceles sobre ellas.
Al contrario de lo que sucedió cuando el mandatario tomó posesión del cargo en 2016, los Veintisiete están mejor preparados para negociar. De hecho, la Comisión Europea ha elaborado una lista de productos estadounidenses que podrían gravarse como represalia si el republicano cumple sus amenazas. No obstante, «la balanza de poder parece desequilibrada, y las tensiones comerciales con EEUU pesarán sobre la confianza y el crecimiento europeos», sostienen desde la gestora Edmond de Rothschild.
Mejor preparadas… pero no inmunes
Con todo, que las economías del bloque estén mejor preparadas para dar respuesta a un eventual endurecimiento de la política comercial norteamericana no significa que sean inmunes a sus efectos. Los países que más dependen del comercio con EEUU son aquellos más focalizados en la producción y distribución de productos médicos y farmacéuticos o los dedicados al sector del automóvil, en tanto que estas son las exportaciones cuantitativamente más importantes de la UE a Estados Unidos (representan alrededor del 70% del comercio trasatlántico). Debido a su especialización en estos productos, Alemania es especialmente vulnerable a los aranceles estadounidenses.
En 2023, la ‘locomotora’ europea registró el mayor superávit en el comercio de bienes con EEUU, de más de 86.000 millones de euros. Italia registró también un superávit importante, de más de 41.000 millones, mientras que España registró un saldo negativo en el entorno de los 6.000 millones. Martin Wolburg, economista senior de la firma Generali AM, prevé una aplicación moderada y gradual de aranceles que daría lugar a una respuesta «comedida» por parte de la UE.
De ser así, se excluiría cualquier tipo de tasa sobre el petróleo, principal producto de importación de la UE procedente de EEUU, puesto que cualquier medida de este tipo podría acabar perjudicando a la economía nacional al existir poco margen de sustitución. Sí podrían contemplarse, sin embargo, aranceles sobre productos específicos que no son clave para los Veintisiete y en los que podrían existir proveedores alternativos. Si, por el contrario, la Administración Trump cumple plenamente sus promesas, la UE no tendrá más remedio que reaccionar con contundente
Alemania, entre el letargo económico y la crisis política
El momento no puede ser más delicado para la mayor economía europea. Alemania se encuentra a las puertas de unas nuevas elecciones (se celebrarán de forma anticipada el próximo 23 de febrero), su economía despidió el año pasado en contracción y tanto las previsiones de su banco central, el Bundesbank, como las del Fondo Monetario Internacional apuntan a que su crecimiento seguirá siendo débil este año. La debilidad de la economía y la necesidad de ajustarse el cinturón motivaron, en buena medida, el colapso de su Gobierno. Los tres partidos de la coalición (SPD-Verdes-FDP) fueron incapaces de ponerse de acuerdo sobre los presupuestos de 2025, el año en que ya están plenamente vigentes las reglas fiscales a nivel europeo.
El instituto IFO, una entidad de investigación económica con sede en Múnich, ha advertido de que Alemania enfrentará «graves problemas» si Trump cumple con sus promesas arancelarias, en especial el sector exportador, que es esencial para la economía germana. El déficit comercial bilateral de EEUU con Berlín es uno de los mayores después del de China, México y Vietnam.
España importa algo más de Estados Unidos de lo que exporta, pero «dada la importancia del sector del automóvil para su economía y su integración con la cadena de suministro automovilística alemana, también se verá perjudicada por el aumento de los aranceles estadounidenses», advierte Raphael Olszyna-Marzys, economista de la gestora suiza J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Las exportaciones españolas de bienes hacia territorio estadounidense representaron en 2023 el 4,9% del total de las ventas al exterior, alrededor del 1,25% del PIB. La exposición del país es relativamente baja, aunque existe una heterogeneidad importante entre sectores. En cualquier caso, dista mucho de parecerse a la situación de la industria alemana o italiana que, según la gestora Vontobel, podrían percibir un mayor impacto en su confianza, dado que son «más vulnerables a un shock de demanda» derivado de los aranceles estadounidenses.
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